En memoria

Ben Rafael,
David Joel

David Ben Rafael nació el 30 de septiembre de 1948, en medio de la guerra de Liberación de Israel. No era israelí de nacimiento. David nació y creció en Estados Unidos, pero cuando su padre Ralph fue invitado a trabajar en las oficinas del Primer Ministro, la familia entera se instaló en Israel por cuatro años. Allí, Ralph, su esposa Helen, sus hijos Judy, David y Naomi fueron felices, pero al tiempo regresaron a Norteamérica, para que los hijos mayores finalizaran sus estudios.

Ya egresado de la Universidad George Washington, y con 23 años, David emigró a Israel, donde estudió Derecho en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Luego de cursar sus obligaciones y alistarse al servicio de las Fuerzas de Defensa Israelí, trabajó un tiempo como abogado autónomo.

Su profesionalismo lo llevó a pertenecer al Servicio Diplomático del Estado de Israel. David se especializó, casualmente, en la lucha jurídica contra el terrorismo, porque su sueño era trabajar por la paz, el bienestar y la seguridad de su pueblo, Israel. Su talento lo guio lejos, y David participó de la escritura de documentos diplomáticos internacionales de gran envergadura, como las comisiones de preparativos para el acuerdo de paz con Egipto o la Comisión Kahán para la investigación de la masacre de Sabra y Chatila.

Entre los años 1983 y 1988 prestó servicio en el Líbano y en Chicago, donde conoció a Elisa, su mujer. Juntos armaron una familia, con la llegada de sus hijos Noa Ruth y Yonathan Mishael. En octubre de 1991, los cuatro se trasladaron a Buenos Aires, donde David se desempeñó como vice embajador.

Su colega, el embajador Mattanya Cohen lo rememora como “un hombre brillante, de alto nivel profesional. Me recuerdo que, como un profesional joven en la cancillería israelí, mi jefe me indicó: Si quieres ser un buen diplomático, lee los reportes y cables de David. Qué triste que este excelente diplomático ya no esté con nosotros.”

David no solo es recordado por su empeño, perseverancia y compromiso profesional, también por su gran sentido del humor, su modestia, su ética y entrega a su trabajo y a su familia.

“El terrorismo fue y será siempre un crimen, sin importar cuál sea su objetivo o causa” dijo David Ben Refael, el 18 de octubre de 1989, ante la Sexta Comisión en la Asamblea General de la ONU. Nada hacía pensar, por aquel entonces, que un hombre tan lúcido e involucrado en los aspectos legales de la lucha contra el terrorismo, sería una víctima más de aquello que tanto repudiaba.